La
infidelidad se refiere, popularmente, a las relaciones amorosas, a corto o largo plazo, establecidas con personas distintas del
vínculo oficial que a menudo se mantienen en secreto por considerarse como una amenaza a la institución
familiar. Aunque de acuerdo con el
DRAE el vocablo (proveniente del
latín infidelĭtas, -ātis) denota el incumplimiento del compromiso de
fidelidad o la falta de ésta. Por consiguiente, puede significar la carencia de
lealtad o quebrantamiento de la misma hacia cualquier compromiso
moral como la
religión, la
amistad, el
matrimonio (situación que se conoce como
adulterio) o cualquier otra relación
amorosa o
erótica. La
infidelidad amorosa, acepción con la que frecuentemente se asocia el término, es descrita,
grosso modo, como la falta al pacto normativo que limita el número de personas involucradas en una relación amorosa o erótica y, por tanto, la prohibición de mantener otras de forma paralela, sean ocasionales o continuas. De forma que, en las relaciones con tradición
monogámica la inclusión de un tercero supone una violación del acuerdo, mientras que en relaciones
poliamorosas se produce al involucrar a personas ajenas al círculo aceptado. Bajo esta definición,
ser infiel es romper de forma consciente un acuerdo afectivo o sexual preestablecido para el tipo de relación escogida.