El término
Inquisición o
Santa Inquisición hace referencia a varias instituciones dedicadas a la supresión de la
herejía mayoritariamente en el seno de la
Iglesia católica. La
herejía en la era medieval europea muchas veces se castigaba con la pena de muerte y de esta se derivan todas las demás. La Inquisición medieval se fundó en
1184 en la zona de
Languedoc (en el sur de
Francia) para combatir la herejía de los
cátaros o albigenses. En
1249 se implantó también en el
reino de Aragón, siendo la primera Inquisición estatal; y en la
Edad Moderna, con la unión de
Aragón con
Castilla, se extendió a ésta con el nombre de
Inquisición española (
1478-
1821) bajo control directo de la monarquía hispánica, cuyo ámbito de acción se extendió después a los territorios colonizados en lo que se denominaría
América, la
Inquisición portuguesa (
1536-
1821) y la
Inquisición romana (
1542-
1965). Aunque en los países de mayoría protestante también hubo persecuciones, en este caso contra católicos, contra reformadores radicales como los
anabaptistas y contra supuestos practicantes de
brujería, los tribunales se constituían en el marco del poder real o local, generalmente adecuado para cada caso concreto y no constituyeron una institución específica.