En
economía, la
ley de Say es un principio atribuido a
Jean-Baptiste Say que indica que no puede haber
demanda sin
oferta. Cuantos más
bienes (para los que hay demanda) se produzcan, más bienes existirán (oferta) que constituirán una demanda para otros bienes, es decir, la oferta crea su propia demanda. Expresado en palabras del mismo Say:
Implicaciones
La ley de Say también es conocida como la «ley de los mercados». Ésta propone que la
producción total de
bienes en una sociedad o sistema económico determinado implica una
demanda agregada que es suficiente para comprar todos los bienes que se ofrecen. Es decir, hay una continuidad en el
dinero circulante. Una implicación importante de lo anterior es que una
recesión no ocurre por un fallo en la demanda o por carencia de
dinero: dado que el
precio de venta de cada producto genera
ingresos o
beneficios suficientes para comprar otro producto sigue que nunca se puede dar una insuficiencia de la demanda puesto que aunque las personas ahorren en el presente deberán usar (ya sea
consumir o
invertir) ese dinero más adelante. Incluso en el caso en que muchos guarden su dinero, la situación no se modificará en lo substancial: los precios bajarán y se adaptarán al menor flujo de ingresos, sin afectar mayormente el empleo de recursos económicos (de la misma manera que un aumento del circulante no incrementa la demanda, una reducción del circulante no la disminuye; sólo los precios cambian).