Manierismo es la denominación
historiográfica del
periodo y
estilo artístico que se sitúa convencionalmente en las décadas centrales y finales del
siglo XVI (
Cinquecento en italiano), como parte última del
Renacimiento (es decir, un
Bajo Renacimiento). Su caracterización es problemática, pues aunque inicialmente se definió como la imitación de la
maniera de los grandes maestros del
Alto Renacimiento (por ejemplo, el propio
Tintoretto pretendía dibujar como
Miguel Ángel y colorear como
Tiziano), posteriormente se entendió como una reacción contra el
ideal de belleza clasicista y una complicación
laberíntica tanto en lo
formal (línea
serpentinata,
anamorfosis, exageración de los movimientos, los
escorzos, las
texturas, los
almohadillados, alteración del orden en los
elementos arquitectónicos) como en lo conceptual (forzando el
decorum y el
equilibrio alto-renacentistas, una "violación de la figura"), que prefigura el "
exceso" característico del
Barroco. Por otro lado, también se identifica el Manierismo con un arte intelectualizado y
elitista, opuesto al Barroco, que será un arte sensorial y popular. Considerado como una mera prolongación del genio creativo de los grandes genios del Alto Renacimiento (
Leonardo,
Rafael, Miguel Ángel, Tiziano) por sus epígonos (como los
leonardeschi), el Manierismo fue generalmente minusvalorado por la crítica y la historiografía del arte como un estilo
extravagante, decadente y
degenerativo; un refinamiento
erótico y una "afectación artificiosa" cuya
elegancia y
grazia no fue apreciada plenamente hasta su revalorización en el siglo XX, que comenzó a ver de forma positiva incluso su condición de
auto-referencia del arte en sí mismo.