La palabra
paraíso procede del
griego παράδεισος,
paradeisos (en
latín paradisus), usado en la
Septuaginta para aludir al
Jardín del Edén. El término griego procede a su vez del
persa پرديس
paerdís, ‘cercado’, que es un compuesto de
paer-, ‘alrededor’ (un
cognado del griego
peri-) y
-dis, ‘crear’, ‘hacer’. Fuentes tan antiguas como
Jenofonte en su
Anábasis (siglo IV a. C.) aluden al famoso jardín «paraíso» persa. Así, su significado original hace referencia a un jardín extenso y bien arreglado, que se presenta como un lugar bello y agradable, donde además de árboles y flores se ven animales enjaulados o en libertad.