Penicillium chrysogenum es el
hongo del que se obtuvo el
antibiótico penicilina, descubierto por
Alexander Fleming en
1928. La utilización de esta sustancia permitió tratar muchas enfermedades que, hasta bien entrado el siglo XX, se consideraban incurables. La penicilina comenzó a utilizarse en forma masiva durante la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) cuando se hizo evidente su valor terapéutico. La cepa de
Penicillium notatum aislada por Fleming producía 2 mg de penicilina por cada litro de cultivo, posteriormente se encontró que otros
Penicillium eran mejores productores de penicilina y se eligió a
Penicillium chrysogenum como cepa superproductora de este
antibiótico. Finalmente, la selección de sucesivos
mutantes superproductores y la mejora en las técnicas de fermentación realizadas por la industria biotecnológica han hecho que actualmente se obtengan 60 g/L de penicilina.