El
cristianismo primitivo (generalmente se considera el período de tiempo desde su origen hasta el 325), se extendió desde el Mediterráneo Oriental por todo el
Imperio Romano y más allá, llegando tan al este como la
India. Originalmente, esta progresión estaba estrechamente conectada con los ya establecidos centros judíos, en la
Tierra Santa y la
diáspora judía. Los primeros seguidores del cristianismo eran
judíos o prosélitos bíblicos, comúnmente conocidos como
judeocristianos y temerosos de Dios.