El término
rastro o
rastrillo hace mención a un
mercado que se instala en días señalados, generalmente al aire libre, que vende productos a menor precio del normal. Los rastros se sitúan en lugares públicos o cedidos por el
ayuntamiento como plazas, avenidas, aparcamientos, etc. A diferencia de los
mercadillos, que suelen vender ropa y comida, los rastros se suelen dedicar al comercio de productos antiguos o de segunda mano tales como muebles, libros, sellos, objetos de coleccionismo, etc.