Estas revoluciones sostenían la idea de que el Poder del
Rey no puede estar por encima de la voluntad popular, y la máxima frase que engloba el ideal comunero fue esbozada por el entonces Obispo y Gobernador del
Paraguay, Fray
Bernardino de Cárdenas en
Asunción, durante la Segunda Revolución de los Comuneros en
Paraguay: VOX POPULI, VOX DEI; La Voz del Pueblo es la Voz de Dios.