El
suicidio (en
latín:
suicidium, de
sui, sí mismo, y
caedĕre, matar) es el acto por el que una persona, deliberadamente, se provoca la
muerte. Por lo general es consecuencia de
desesperación, derivada o atribuible a una
enfermedad mental, como la
depresión, el
trastorno bipolar, la
esquizofrenia, el
trastorno límite de la personalidad, el
alcoholismo o
abuso de sustancias. A menudo influyen en él diversos factores estresantes como dificultades financieras o problemas en las
relaciones interpersonales. Entre las medidas empleadas para prevenirlo se encuentran: limitar el acceso a los métodos, como
armas de fuego y
venenos, el tratamiento de la enfermedad mental subyacente o del abuso de sustancias y la mejora de las condiciones financieras. Aunque son comunes las , hay poca evidencia sobre su efectividad.