El término de origen
japonés, fue utilizado originalmente por los traductores estadounidenses para referirse a los
ataques suicidas efectuados por pilotos de una unidad especial perteneciente a la
Armada Imperial Japonesa contra embarcaciones de la
flota de los
Aliados a finales de la
Segunda Guerra Mundial. Estos ataques pretendían detener el avance de los aliados en el
océano Pacífico y evitar que llegasen a las costas japonesas. Con esta finalidad, aviones cargados con bombas de 250
kilogramos impactaban deliberadamente contra sus objetivos con el afán de hundirlos o averiarlos tan gravemente que no pudieran regresar a la batalla.