El
armisticio de Bolonia de
1796 y el
tratado de Tolentino de
1797 fueron dos acuerdos firmados entre
Francia y los
Estados Pontificios en el contexto de las
guerras napoleónicas. Forzado por la presencia de las tropas bajo el mando de
Napoleón Bonaparte, el papa
Pío VI se vio obligado a hacer fuertes concesiones económicas y territoriales a los franceses, a pesar de lo cual las tropas francesas invadieron poco después la ciudad de
Roma.