Un
antidepresivo es un
medicamento psicotrópico utilizado para tratar los
trastornos depresivos mayores, que pueden aparecer en forma de uno o más episodios a lo largo de la vida, diversos
trastornos de ansiedad, ciertos
desórdenes de la conducta alimentaria y
alteraciones del control de los impulsos. A veces son eficaces para tratar la fase depresiva del
trastorno bipolar, aunque existe el riesgo de sufrir un
viraje maníaco. Los antidepresivos se dividen en tres clases: los
inhibidores de la monoaminooxidasa (IMAO), los
tricíclicos, y los de segunda generación, muy recetados actualmente en
psiquiatría por la menor cantidad y probabilidad de sufrir
efectos secundarios, que actúan sobre la recaptación de los tres principales
neurotransmisores que intervienen en la depresión, es decir, la
serotonina, la
noradrenalina (o norepinefrina) y la
dopamina, o de dos de ellos. Para el tratamiento de otras patologías, como el
insomnio o el
dolor neuropático, las dosis son significativamente más bajas que las utilizadas para tratar la depresión clínica.