El
auto de fe era un acto público organizado por la
Inquisición española en el que los condenados por el tribunal
abjuraban de sus pecados y mostraban su arrepentimiento —lo que hacía posible su
reconciliación con la
Iglesia Católica— para que sirvieran de lección a todos los fieles que se habían congregado en la plaza pública o en la iglesia donde se celebraba (y a quienes se invitaba también a que proclamaran solemnemente su adhesión a la fe
católica).