Según la tradición romana, el origen mítico del antiguo sistema para dividir el tiempo se debió al primero de los reyes, Rómulo. Se utilizó en la Antigua Roma hasta el 46 a. C. cuando Julio César, que era dictador y Pontifex Maximus, decretó una drástica reforma en el calendario, asesorado por astrónomos egipcios, creando el calendario juliano.