Una
corona olímpica era la distinción que se concedía a los
vencedores en los
Juegos Olímpicos realizados por los
antiguos griegos en la ciudad de
Olimpia. Consistía en un cerco de ramas de
olivo, cortado previamente con un cuchillo de oro en manos de un niño de 12 años cuyos padres aún vivieran. Los campeones también eran proclamados héroes en sus ciudades, que además le pagaban la alimentación durante toda la vida.