Después de la muerte de
Alejandro Magno (
356−
323 a. C.), sus generales se repartieron el imperio, siendo protagonistas durante veinte años de grandes luchas y peleas por obtener el poder. Fueron los llamados
diádocos (‘sucesores’ o ‘herederos’). Después de estos antiguos generales, gobernaron los llamados
epígonos (‘los nacidos después’ o sucesores). La lucha entre ellos para obtener el poder y la hegemonía duró casi cincuenta años, hasta el
281 a. C., en que murió el último de los diádocos,
Seleuco I Nikátor''.