El origen del
Ducado de Normandía debemos buscarlo en el
Tratado de Saint-Clair-sur-Epte, acordado en
911 entre el rey
Carlos III de Francia (Carlos III el Simple) y el jefe
vikingo Rollon. A cambio de jurar lealtad al rey, proteger las tierras de las invasiones de otros pueblos vikingos, convertirse a la fe católica y casarse con Giselle, hija ilegítima del rey, Rollon y sus «Hombres del Norte» (los
normandos, del latín
Northmannorum) reciben el Condado de
Ruan, el
Pays de Caux y el
Pays de Talou (región de
Dieppe) donde los
normandos poseen numerosas colonias. Estas tierras constituyen la
Alta Normandía, es decir, la
Normandía más antigua, en contraposición a los territorios incorporados posteriormente al ducado, que forman la
Baja Normandía.