El
Flamen (en
latín flamen,-inis) era un
sacerdote romano que formaba parte del colegio de los flamines. Eran herencia de una antigüedad llena de sombras mistéricas. Su nombre, de la misma raíz indoeuropea que el término indio
brahmán, hacía referencia al soplo (
flatus) con el que encendían el fuego sagrado del altar. Eran los sacerdotes más prestigiosos de la
Antigua Roma, equiparándose incluso a los
pontífices.