La
intolerancia a la glucosa es una forma de
prediabetes en la que el individuo tiene valores elevados de
glucosa en sangre sin llegar a los valores de una
diabetes mellitus tipo 2. El término comenzó a emplearse en
1979 cuando la
Organización Mundial de la Salud y otros grupos internacionales reemplazaron los términos
borderline,
diabetes química o
diabetes mellitus asintomática. En 1997 un comité de expertos pertenecientes a la Asociación Americana de Diabetes recomendaron los siguientes criterios para el diagnóstico de una intolerancia a la glucosa:
- Una glucosa en ayunas entre 100 y 125 mg/dl, y con niveles >140 mg/dl de glucosa posprandial (medidos a las 2 horas después de una toma de 75 g de glucosa por vía oral) pero sin llegar a 200 mg/dl.