En todos los tiempos han existido mujeres dedicadas a la
filosofía, aunque su pensamiento ha estado silenciado o bien se ha transmitido de manera fragmentaria, como consecuencia de las condiciones sociales y culturales que han relegado a la mujer a un segundo plano respecto al hombre. A esta falta de reconocimiento han contribuido también las actitudes de algunos filósofos, que atribuían al hombre un carácter racional y a la mujer un potencial más emotivo e intuitivo. De esta opinión fueron
Aristóteles,
Tomás de Aquino,
Rousseau,
Hegel,
Schopenhauer y
Nietzsche, y así puede rastrearse en sus escritos. A pesar de lo cual, la presencia de mujeres en la historia de la filosofía es un hecho que hay que reconocer y valorar.