Un
municipium era la segunda clase más alta para una ciudad
romana, y tenía un estatus inferior a la
colonia romana. Dentro del contexto del Imperio Romano un
municipium se establecía en las zonas más romanizadas (provincias senatoriales). Un
municipum mantiene y adopta las instituciones políticas y administrativas romanas pero no tienen el mismo prestigio que una colonia romana. De hecho, aunque el funcionamiento es igual al de Roma y los ciudadanos tienen los mismos derechos que cualquier romano en las colonias, los municipios necesitan una reestructuración o reordenamiento jurídico-político para poder considerarse legalmente una ciudad romana.