Se llaman
satélites galileanos a los cuatro
satélites de
Júpiter descubiertos en
1610 por
Galileo Galilei:
Ío,
Europa,
Ganímedes y
Calisto. Son los más grandes de los satélites de Júpiter, siendo visibles incluso con
telescopios de baja potencia. Fueron avistados por Galileo el
7 de enero de
1610; los observó durante varios días y describió que estaban orbitando Júpiter. Este descubrimiento reforzó la
teoría heliocéntrica de
Copérnico. Inicialmente, Galileo los denominó Júpiter I, II, III y IV, en orden a su cercanía al planeta, pero su nombre actual se lo acabó dando el astrónomo
Simon Marius en su obra
Mundus Iovialis, unos años más tarde.