La
soberanía nacional es un concepto que le da todo el poder a la nación, es decir a los ciudadanos. Estos dejan constancia en la constitución que le ceden el poder al Estado. Ahora el rey se convierte en un mero representante
ideológico surgido de la
teoría política liberal, que puede remontarse a
Locke y
Montesquieu (finales del
siglo XVII en
Inglaterra,
siglo XVIII en
Francia). Hace pertenecer la
soberanía a la
nación, una entidad abstracta y única, vinculada normalmente a un espacio físico (la "tierra patria"), a la que pertenecen los
ciudadanos presentes tanto como los pasados y futuros, y se define como superior a los individuos que la componen. El mismo concepto de
ciudadano (sujeto de
derechos, en igualdad de derechos con los demás miembros de la nación, y no
súbdito u objeto pasivo de pertenencia a una
entidad política que se le impone) está asociado al principio de soberanía nacional. En la teoría clásica, la soberanía nacional se traduce en un
régimen representativo, porque la nación no puede gobernarse a sí misma directamente (ni siquiera en los sistemas de
democracia directa, dada la imposibilidad de reunir de hecho a la "nación entera"). La simple mayoría del
pueblo (concepto también difuso, pero más equivalente al conjunto de los habitantes de una nación) no es necesariamente la voluntad de la nación, si esta es superior a los ciudadanos individuales. Al tomar el cuerpo civil como un
cuerpo político organizado, con vida propia y necesidades comunes, se acuña el término
soberanía nacional en la
Revolución francesa (
1789) desgajando el individuo de la capacidad individual de decisión y portándolo al cuerpo nacional. En los debates previos, fue notable la aportación del
abate Sieyès con su panfleto
Qué es el Tercer Estado, en que identificaba los intereses de éste (el
Tercer Estado o también, los no
privilegiados, en la práctica la
burguesía), con los de la nación francesa. La formulación que se acuñó en el artículo 399 de la
Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano determinó que
"toda soberanía reside esencialmente en la nación". Así la soberanía nacional se concebirá como una, indivisible e inalienable, que no puede confundirse con los individuos que la conforman.